Cada siglo tiene sus tiranos, sátrapas, dictadores, expansionistas, colonialistas, conquistadores y endiosados que quieren quedárselo todo.
Nabucodonosor, Napoleón, Hitler o Stalin, llegaron hasta donde pudieron, hasta donde les dejaron llegar, porque en cada caso hubo un “machote” que estuvo dispuesto a saltar al cuadrilátero a pararles los pies y ponerles límites.
Todos ellos son personajes históricos, rostros conocidos.
Pero el tirano del siglo XXI no tiene rostro. Es algo así, como el ojo de Sauron, del “El señor de los anillos”. Todo lo ve, todo lo controla, todo lo vigila. Pero es, un ENTE sin rostro.
La sanidad internacional, la economía internacional, la energía, la alimentación, la educación, la cultura, todo, todito es objeto de su ambición desmedida y son cada vez más y más su espacio y sus dominios.
Este ENTE, mueve los hilos del mundo desde la sombra, a través de un ejército de sicarios, de esbirros obedientes y de orcos incondicionales.
Este Sauron del siglo XXI, pretende las propiedades, quedarse con todo y su avaricia es ilimitada. Y al mismo tiempo, pretende decirnos a los pobres mortales, que “no tendremos nada y seremos felices.”
Pero Sauron, no se contenta sólo con eso, también quiere las vidas, las voluntades, quiere, las almas. Y estimado lector, esto no se llama conspiranoia, esto se llama globalismo.
En diciembre del año 2021 La Asamblea Mundial de la Salud, alcanzó un consenso para poner en marcha la negociación de un acuerdo para la lucha contra las pandemias. El objetivo es establecer políticas comunes frente a futuras pandemias. En otras palabras, someter a las naciones al dictado de la OMS, un organismo internacional, fuera de la democracia, cuya ejecutiva está fuera de todo control y a quien no se le puede exigir responsabilidad ni cuentas de sus actuaciones.
Esta organización podrá dictar normas con carácter vinculante y de obligado cumplimiento, en contra de muchas constituciones nacionales de sus estados miembros. Medidas restrictivas y de confinamiento, vacunas obligatorias y lo que le venga en gana.
Todos deberán someterse a sus dictados. Y para colmo de nuestras penas, este organismo, está financiado principalmente por magnates y corporaciones empresariales y fondos de inversión con intereses económicos evidentes. Y aunque según la declaración de Helsinki este conflicto de intereses está prohibido, se lo saltan alegremente a la “torera”. Así, ¡porque yo lo valgo!
Muchos países desarrollados, cederán en la próxima cumbre de Ginebra o quizás en la siguiente, su soberanía a esta organización globalista, con la excusa de la seguridad.
Hoy será una emergencia sanitaria, mañana una emergencia energética, pasado mañana puede ser una emergencia alimenticia y quizás más adelante una emergencia climática.
Y este es el truco que estos trileros del globalismo se han sacado de la manga. Y todo sea dicho, les va fenomenal, la gente traga y traga sin rechistar. La frase que emplean es muy rimbombante y a la vez hipnotiza a los que la escuchan: “Estamos limitando su libertad, para garantizar su seguridad”.
La gente queda bloqueada y ceden sus libertades más elementales a cambio de que Sauron le dé la tranquilidad y una supuesta seguridad. Obedecen como corderitos, e insultan a los que dicen que ponen en peligro “el interés general” por falta de solidaridad.
No nos podemos imaginar, ni por asomo, la dictadura que se nos avecina, ¡echémonos a temblar!
Una noticia, que me ha impactado mucho es, que Australia ha prohibido a la población cultivar sus propios alimentos, y el motivo que aducen, es la bioseguridad. ¡Cómo no!
No podrán por tanto, tener en su huerto, unos tomates o patatas, o unos naranjos para autoconsumo. Esto será perseguido por la policía, pudiendo entrar en las propiedades privadas sin orden judicial.
Y esto que parece estar, allá en las antípodas, es lo que viene a pasos de gigante hacia nosotros, no tenga usted la más mínima duda, tardará más o menos, pero esta es la intención.
Es evidente y fácil de entender: Si controlas el miedo y el alimento, tendrás el poder total.
Lo del miedo, ya han demostrado que saben hacerlo, con la pandemia, provocada o instrumentalizada, sobre esto hay opiniones. Y ahora van a por lo demás, energía, alimentos, clima etc.
No obstante, conseguir sus objetivos, no es tarea sencilla. Para construir la “nueva normalidad” este proyecto, del “gran reinicio” y aquello de “no tendrás nada y serás feliz” que se proclamó en el Foro Económico de Davos. Como digo, para conseguir esto, hay que demoler primero lo existente. Del mismo modo que para hacer un bloque de apartamentos, se necesita tirar primero la antigua casa familiar.
Pero resulta que muchos de los que viven en esta casa, no están dispuestos a que entre la pala excavadora ni la apisonadora.
En esta casa están su historia y sus recuerdos, sus libros y discos de juventud, y también sus proyectos e ilusiones de futuro, anclados en estas raíces. Estos cimientos son sólidos y sustentan nuestra experiencia humana. Estas casas son nuestras naciones, nuestra patria.
Algunos mandatarios, han entendido muy bien que el globalismo es el enemigo, es la excavadora que viene a demoler nuestra historia, nuestra cultura y nuestra patria.
Víctor Orbán es un claro ejemplo, lo tiene claro, cristalino. Con la defensa de la cultura cristiana de su país y de sus valores, lo que hace es ni más ni menos que hacerle cara al gigante, aun a costa de que le quiten las subvenciones y fondos de ayuda financiera como medio de extorsión y de chantaje.
A su gobierno no le importa, porque saben, que si dejan entrar las ideologías que sustentan el globalismo, están destinados a la extinción como nación.
El adoctrinamiento en las escuelas, en referencia a la planificación familiar, los “derechos reproductivos” y el “supuesto respeto a la diversidad”, enmascara y significa en la práctica, la destrucción de la familia, la promoción del aborto y la perversión de la infancia. Ellos saben todo esto, y no están dispuestos a consentirlo.
Donall Trump también comprendía estas estrategias, y por esto, puso en marcha políticas a favor de la familia y en contra de las ideologías. No me cabe duda de que ni es un practicante religioso ni nada por el estilo, es un tipo que va a lo suyo. No obstante, es un empresario, un líder de éxito y un estadista y sabe reconocer claramente que sin raíces, un árbol se seca más pronto que tarde. Por esto se lo quitaron de en medio sin miramientos. Porque era una grave molestia para el Ojo de Sauron.
Patria, no significa patrioterismo barato y exaltado. Conviene no confundir los términos. Patria significa padre, historia, experiencia humana, raíces, cultura y libertad.
En tanto en cuanto no comprendamos de lo que va este peligro del globalismo, no estaremos a salvo.
El nuevo tirano, no quiere quedarse con nuestra herencia familiar para que nosotros seamos felices como proclamó Klaus Schwab, en el Foro Económico de Davos, sino para hacernos sus esclavos. Porque el modelo de esclavitud en esta época actual, es mucho más sofisticado, las cadenas y grilletes que nos acechan, son de un carácter más sutil, pero no por eso menos tiránico. Si no hemos entendido esto, estimado lector, tenemos un grave problema.
Francisco Martínez Peñaranda