Sistema de créditos Chino en Europa

Cómo funciona el sistema de créditos Chino

En un tren de Shanghai, una voz desde los altavoces pronunciaba estas palabras:

“Queridos pasajeros, aquellos que viajen sin billete, que se comporten desordenadamente o que fumen en lugares públicos serán castigados de acuerdo a las reglas y su comportamiento quedará registrado en el sistema de créditos e información individual. Para evitar cualquier registro negativo en su crédito personal siga las normas y cumpla las órdenes en el tren y la estación”.

En la China comunista existe desde hace décadas un sistema de crédito social al que los ciudadanos ya están muy habituados.

Si bien es cierto que hablar de China es casi siempre mediante conjeturas y todo un reto por la desinformación que tenemos, podemos tratar de analizar el sistema de créditos que existe allí. Además, dispongo de información de primera mano de unos amigos españoles que son misioneros allí que corroboran la información que expongo.

Este sistema se implantó a partir del año 2014 de un modo totalitario, obligatorio para todos los ciudadanos, aunque ya llevaban varios años con pruebas en la población. Su objetivo, a priori, era incrementar la transparencia económica de la sociedad, para evitar los fraudes, las falsificaciones y los morosos tan habituales en China, tal y como explica Jamie Horsley del centro de estudios sobre China de la Universidad de Yale. Pero esto, estimado lector, es sólo la punta del iceberg.

Mediante este sistema de crédito social cada uno de los movimientos de todos los ciudadanos son monitorizados y controlados por medio de las nuevas tecnologías.

A tiempo real pueden saber a dónde se viaja, qué se ha comprado, a quién se ha visitado… con el fin de que “los que no cumplen la ley rectifiquen sus actos”.

Pero en realidad, el sistema de créditos actual no es nuevo. Ya hace décadas, cuando aún estas tecnologías no existían tal como hoy las conocemos, el control se llevaba a cabo, por así decirlo, de un modo manual. La policía llamaba de vez en cuando a las puertas de la casa de cada uno de los ciudadanos realizando un exhaustivo interrogatorio, tal y como nos revela bajo su experiencia personal en este país, Francisco Martínez Peñaranda, presidente de la Asociación Libertas.

Los primeros que comenzaron a sufrir las consecuencias de este sistema de crédito social fueron los deudores, que aparecieron de un día para otro en la llamada: “lista negra”. Esto implica, por ejemplo, que no se pueda viajar en tren o en avión o tener el dinero restringido. En el año 2018, 9 millones de personas se vieron impedidas de disfrutar de estos medios de transporte, que para nosotros nos puede resultar un acto normal, pero que en China se ha convertido en un privilegio.

En pantallas públicas se muestran los datos y las imágenes de todas aquellas personas que pertenecen a estas listas, siendo ridiculizadas y marginadas.

El sistema de créditos Chino como modelo para el resto del mundo

Este sistema sirve de modelo a todos aquellos países con regímenes totalitarios que quieran ejercer más control sobre los ciudadanos. Sin embargo, en un mundo cada vez más globalizado, para la democracia resulta un dulce caramelo, el poder controlar a la población, bajo un régimen aparentemente democrático.

En Venezuela se cuenta con el llamado “Carnet de la patria” tras un contrato firmado por el gobierno con la empresa China ZTE, para implantar un sistema de identificación inteligente. No es obligatorio, pero se necesita tener para acceder a ciertos servicios, algunos esenciales. Prácticamente lo mismo que ocurre con la vacuna: no es obligatoria, pero si quieres más libertad, has de pincharte.

El control a la población ya es un hecho

Lejos de estos sistemas que nos pueden parecer ajenos a nuestra sociedad democrática, existen ya otras formas de control por medio de las que cada uno de nosotros somos vigilados, censurados y conducidos inconscientemente hacia unas acciones u otras: pensamientos, compras, ideales, gustos…

Me refiero, como ya intuirá el lector, a las aplicaciones que nos rodean, especialmente las tan problemáticas redes sociales, cuyos dueños poderosos, no las han ofrecido para facilitarnos la vida, si no para beneficio de sus intereses, e incluso, aunque a algunos suene disparatado, con intenciones ideológicas. No en vano, se censuran ideas contrarias a la ideología de género, al aborto o a la vacunación contra el Covid, por citar algunos ejemplos. A la par que se insiste en un mismo argumento, que es el oficial.

Este sistema de créditos, forma parte del ya conocido por todos nuevo orden mundial, el gran reseteo de la humanidad, cambiando nuestros valores y pensamientos para lograr una humanidad universal, dirigida por unos pocos, esos plutocráticos que manejan el mundo.

Pero de las formas en que nos van manipulando, podremos hablar en otra ocasión. Mientras tanto:

Un saludo, la Paz y hasta muy pronto:

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

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