Cada vez más se utiliza lenguaje de guerra en esta crisis sanitaria. El doctor Luis de Benito se mantiene tan objetivo como sea posible, con el fin de dar una perspectiva realista al problema, más político que otra cosa.

Por lo general, los gobiernos con pretensiones totalitarias son muy sensibles a esta cuestión. Si se someten los ciudadanos o si no se someten. Porque una vez tengan todo bien atado, los que rechacen al gobierno serán considerados rebeldes y peligrosos. Ya no estarán en la categoría de ciudadanos libres, simples demócratas que tienen su derecho a expresarse. Ahora serán calificados como amenazas al régimen, al orden establecido.

No lo dudes, también lo harán con nosotros los cristianos. Tan pronto como se imponga el pensamiento único, como ya está ocurriendo, y toda disidencia sea censurada, les resultará más fácil señalar a los que no comulguen con la ideología y el estilo de vida.

El totalitarismo sabe cómo darle la vuelta al vocabulario político, para llevárselo a su territorio, acaparando para sí los términos como libertad, democracia, derechos, principios y deberes. Por supuesto, sólo aquellos que estén sometidos serán considerados libres, demócratas y buenos ciudadanos. El resto seremos escoria, raros o mala gente, y tendremos que considerarnos rechazados o marginados, con el consiguiente castigo social que se nos aplique por no cantar la misma canción del régimen.

Vamos a encarar malos tiempos. 

No nos engañemos, la agenda 2030 está siendo ya enmarcada con honores de solución universal a todos los problemas. Pronto será ascendida a rango de Constitución universal para todas las naciones. Y aquellos que no estemos de acuerdo con la imposición de la ideología de género, el aborto y la eutanasia, por ejemplo, quedaremos fuera del juego de lo políticamente correcto.

¿Estamos preparados para pasar a formar parte del barrio social y político de los marginados?

La defensa de la verdad y de la libertad siempre han tenido un precio. Conforme el totalitarismo ascienda, el precio también subirá. Sólo unas firmes convicciones y una disposición sacrificada nos podrán mantener en pie miembros todos los demás se inclinan.

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