Diferencias entre globalización y globalismo
A menudo se confunde el globalismo con la globalización, pero son dos conceptos opuestos.
La globalización se ha configurado de un modo espontáneo uniendo a las personas de todo el mundo, sobre todo, con el avance de las nuevas tecnologías y el transporte.
El globalismo destruye la globalización
La globalización supone libertad y respeto por las identidades nacionales resultado de siglos de convivencia. Impulsa un desarrollo de la libertad, de la democracia y del capitalismo a escala planetaria. La globalización no es incompatible con los estados nación sino todo lo contrario; genera mayor crecimiento económico.
El globalismo, sin embargo, busca una colectivización de las masas de un modo totalizador.
Desde organismos internacionales visibilizados, sobre todo en la ONU, se imponen unos dogmas ideológicos a todo el mundo, como podría ser la obligación de cuotas para ayudas a refugiados e inmigrantes, para adoctrinar en la ideología de género, para incentivar más abortos…
El globalismo, es anti Estado- nación. Es un diseño del socialismo radical. Es una ideología contraria al nacionalismo y al patriotismo.
Quiénes están detrás del globalismo
George Soros es uno de los principales impulsores del globalismo, como cabeza más visible, junto con otros personajes relevantes, y que los dos últimos años, han comenzado a ser más señalados. Tal podría ser el caso de Klaus Martin Schwab, presidente del Foro Económico Mundial, donde se cuecen los pasos a seguir en los estados miembros para alcanzar este globalismo. De hecho, no se esconden:
“El FEM aboga por un mundo globalizado gobernado por una coalición de corporaciones multinacionales, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil seleccionadas en lugar de las estructuras democráticas clásicas”. Esto es lo que, conocidos por todos, supone El Gran Reinicio.
En España, en concreto, es conocida la financiación de George Soros a la independencia de Cataluña. Su sueño es una nación fragmentada en mini- naciones con sociedades débiles para poder controlar su población, sus políticos, sus empresas, sus negocios, y, por lo tanto, su economía.
Para el exministro de relaciones exteriores brasileño, Ernesto Araújo, globalismo es una “configuración actual del marxismo”. En su discurso de toma de posesión afirmó que
“el globalismo se constituye en el odio a través de sus varias ramificaciones ideológicas y sus instrumentos contrarios a la nación, contrarios a la naturaleza humana y contrarios al propio nacimiento humano”.
Repercusiones del globalismo
De hecho, tal y como apreciamos, con el globalismo se incrementan también los enfrentamientos violentos entre grupos o colectivos, se presenta el género en sustitución de la identidad sexual natural, se normaliza el aborto atacando a los provida, se incrementa el enfrentamiento contra el varón…
El problema actual es que la globalización, que es beneficiosa, se ha puesto al servicio del globalismo colectivista para alimentar ese mal que acabará destruyéndonos.
A este globalismo lo conocemos actualmente bajo el término Desarrollo sostenible de la Agenda 2030.
Globalismo y masonería
Según el experto en masonería Alberto Bárcena, la masonería busca desde sus orígenes en 1717, un mundo nuevo que puedan ellos dirigir, con un gobierno único para controlar económicamente el máximo posible de países, beneficiándose de un poder casi ilimitado. Podrán de esta manera expandir su credo ideológico, el gnosticismo, en todo el mundo. Por ello el globalismo es impulsado por estas élites masónicas.
Para el ya fallecido Padre Juán Sanahuja, experto en estos temas, los planes de gobierno mundial, en los que la masonería tiene un papel importante, vienen desde finales de la Primera Guerra Mundial o quizás de poco antes.
La masonería apoya la entrada de inmigración masiva ilegal con este fin, empujando a la sociedad hacia el sincretismo cultural y religioso.
Desarraiga a la nación de sus tradiciones y costumbres, cerrando puertas a todo aquello que nos une como país: la religión cristiana y la lengua castellana. Abriendo fronteras a todo el que venga de fuera, especialmente musulmanes. Utilizados para este objetivo globalizador.
La masonería utiliza organismos pantalla con fines altruistas y filántropos, en campos académicos, sociales, económicos, científicos e incluso religiosos, para introducir sus ideas. Se alía con intereses de personas que ciegas de ansias de poder, no dudan en poner sus recursos a su servicio. Tal podría ser el caso de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, arrodillado ante sus dictámenes.
Por todo ello, la masonería impulsa el globalismo, erigido bajo la bandera del “progresismo”.
Aquellos que piden libertad, pero viven sometidos a la ideología del Estado, los que piden tolerancia pero atacan con su neolenguaje a todo el que disienta. Y a su vez, los partidarios del globalismo para implantar el Nuevo Orden Mundial, un gobierno global controlador, se apoya en la masonería para que de cauce a sus reivindicaciones.
Estamos sumergidos ya en las garras del globalismo progresista, que nos encamina hacia la agonía cultural y nacional, en el que el fin del cristianismo es uno de sus máximos objetivos, hacia el que se encaminan paso a paso.
Y sin Dios y sin patria estamos condenados como sociedad a la desaparición.
Sin embargo, a pesar de este panorama que se visualiza tan desesperanzador, son muchas las personas que están tratando de frenar este avance ideológico despertando las conciencias de las personas. Tal podría ser el caso del grupo de colectivos y asociaciones a nivel nacional que se han unido para manifestar su repulsa al globalismo. Con el lema del MANIFIESTO AMARILLO, alzan la voz mostrando pancartas amarillas por las calles de distintas ciudades de España.
Únete en defensa de la libertad.
Alicia Beatriz Montes Ferrer